sábado, 16 de abril de 2016
La vuelta del señor R
Cuando al fin se dispuso comenzar el tratamiento para mejorarse de una vez por todas de la enfermedad que venía padeciendo los anteriores seis meses en su residencia, el señor R también había decidido volver al ruedo musical.
Volvió a realizar los trotes matinales como lo había acostumbrado su antiguo personal trainner, de a poco fue reanudando al horario del gimnasio, algunas actividades sólo en las máquinas que no exigían una gran demanda física. Sobre todo se vio obligado a no comer platillos de altas calorías y optar por los vegetales en su intento de tratar de llevar una vida más sana.
Comenzó a practicar nuevamente como acostumbraba en su infancia las dos horas delante el instrumento, practicando todo tipo de canciones de sus viejos álbumes, debía retomar el ritmo y el talento en sus dedos. Reunió a los viejos músicos de la banda y los ensayos se volvieron rutina diaria. “De 16 a 20, de 16 a 20 se repetía R, a sí mismo, por ley”.
Cierta vez hablando por teléfono con su consejera cuando discutían sobre el precio de las entradas del Concierto de regreso del señor R y los folletos, que ya tenía listo el diseñador de la empresa, que disponía de alguien que los trasladara al edificio. La consejera debía decidir además los artistas que en esa noche estarían presentes, por formar parte de la Compañía Crack Records, además ella era la encargada de contactar a los empresarios de medios de comunicación que difundirían el concierto y además estarían presentes en el momento del lanzamiento a través de una conferencia de prensa.
El señor R como de costumbre pronunciaría las primeras palabras y pasaría el mando a algunas de las estrellas que formaban parte del sello, como solía ocurrir casi siempre, que R que no tuviese la intención de ser interrogado muchas veces por los periodistas. Generalmente se mostraba sonriente para las instantáneas de los fotógrafos junto a sus colegas para mantener la idea de una compañía familiar, al menos ante las cámaras de los atentos espectadores.
Llegado el día, sólo en una oportunidad le tocó incomodarse además de la típica interrogación a cerca de su enfermedad “en la cual respondió que su estado de salud era excelente”, con énfasis y una sonrisa profundamente falsa y forzada. En el momento en que se habló sobre la relación que mantenía con la señorita Belén, la consejera no dudó en tomar la posta argumentando que - “estaban allí solo para dialogar sobre la parte artística y organizativa del concierto, que por favor no se desviaran a temas exclusivos de la vida privada del señor R”.
Sin caer ante los golpes bajos realizados por un agente de prensa de la compañía discográfica rival, que preguntó si ¿se sentían inferiores a la competencia por no haber fichado la última vez al conocido rapero que meses después sacó a la luz el álbum “The Warrior Official Mixtape”? y que se convertiría en tendencia en las redes sociales, amenazando escalar los primeros puestos del top ten.
El señor R tuvo un flash back en los siguientes seis segundos donde recordó el caos que había originado aquellos hechos que habían llegado a la prensa. Parecía descompensado. Entonces volvió a responder la consejera que cerró la conferencia y dando paso a los temas siguientes, la venta de entradas para el concierto de la gran vuelta de Crack Records y los autógrafos por parte de las estrellas del sello en los discos de las fans que esperaban en la puerta de la compañía.
Una vez en su camerino, R meditaba a cerca del encuentro con el público, lo único que había podido pensar en las últimas 24 horas después del lanzamiento. Se encontraba esperando el doble de espectadores que había tenido la mayor concurrencia en el evento “Urban Show vol 6”. Podía imaginárseles a todos esos fanáticos gritando de la emoción al ver a su ídolo interpretar sus grandes éxitos.
En la mano izquierda tenía su vaso de whisky, hace media hora que no podía parar de beber al estilo “on the rocks”, para ser sincero ya se encontraba algo ebrio. Comenzó a brotarle un extraño impulso de no salir a escena, pensó que aún faltaba mucho tiempo y siguió bebiendo. Sus hombres de seguridad desviaron la atención hacia el espectáculo, dejando así descuidada la puerta de ingreso del local y el guardia apostado en el camerino no se encontraba. Se escucharon algunos pasos, el señor R no pareció prestarle atención, siguió con la mirada fija en su vaso, cuando se dispuso a beber sintió que alguien lo observaba detrás pero no advirtió que un fanático de la compañía rival se había metido en la habitación, efectuándole tres disparos en su espalda en el momento en que R preguntaba ¿quién interrumpía su concentración? Sólo alcanzó a decir “yo tendría que volver”… pero se desvaneció rápidamente llenando de sangre el camerino al haber sido víctima de la venganza de los Gangsters de la competencia que le arruinaron su tan ansiada y amada vuelta.
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