Se conectaron mágicamente, sentían el vértigo de estar volando por las nubes con los ojos cerrados, y al mismo tiempo la serenidad placentera de estar con el ser tan deseado y amado.
Bailaron toda la noche, sus cuerpos seguían el mismo ritmo y no habían perdido el compás, permanecían en un mismo tempo, perfecto equilibrio a altas horas que parecían detenerse junto a la aguja del reloj y los segundos se hacían eternos en ese momento tan fugaz, tan breve, tan efímero.
Luego de su frustración, el compositor perdió el cariño de los lugareños por haber dejado a su ex pareja, que era hija de la familia más poderosa de toda la élite y mucha gente hacía lo imposible para tratar de alejar a la pareja tan enamorada.
Su pintora del alma lo acompañó en los momentos más difíciles, juntos supieron resistir ante la adversidad, pero poco después su pareja se veía amenazada por la oligarquía y especialmente por el señor Pena, marido de la madre del cantante Fama, porque su parentesco con la elite lo había mantenido en un nivel de vida que no estaba dispuesto a dejar por nada del mundo, fue por eso que amenazó de muerte a su hijastro si no volvía con Tristeza y se casaba con ella.
Al término de la estación invernal, la artista debía regresar a su país natal, donde se encontraba toda su familia y sus seres queridos. Así fue como los enamorados escaparon a Júbilo, se mudaron al campo donde rehicieron su vida y eran aceptados con mucho cariño por la gente de allí. Gloria y Fama permanecieron juntos para siempre y tuvieron una pequeña que fue fruto de su amor, llamada “Felicidad”.
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