El alma correntina y sus pulmones
impregnan su laguna esplendorosa,
que entre ríos y corrientes bulliciosas,
encanta de añoranza y emociones.
El Iberá siempre fue semillero
De la sangre guaraní-guerrero;
pueblo de historia y salvaje escenario.
Entre bañados y siesta sin horario.
Trabajo agrario y también ganadero.
De paisanos y gauchos con sombreros
Dando una mano aún en las crueles,
situaciones duras que hay en la vida.
Aguas y juncales curan su herida
entre timboes, lapachos y laureles.
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