¡Ay! Compañera fugaz que te rehúsas
a acompañarme sólo por las noches;
a empañarme con los vidrios de coches,
y a ser sólo una más entre mis musas.
¡Ay! Bella tú no entiendes mis excusas
mi dulce amiga que como broches
bien sabes aferrarte a mis reproches
y bien sabes desprenderte las blusas.
¡Ay! Luna ninfómana que te vendes
cada madrugada cuando pretendes
enfadada molestarme, con el sol…
De amarillos rayos tal cual girasol;
aunque destruyas mis horas de sueño
¡Entiéndelo luna, no tengo dueño!
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