Por la mañana no fue al gimnasio puesto que mal dormido, se encontró con una propuesta por parte de la criada que llevaron a que ella lo acompañe en su baño de espuma, como solían hacerlo en las vacaciones de verano, cuando la tía Vanessa no estaba en el edificio puesto que iba de visita a la casa de su hijo para disfrutar de sus nietos en Europa.
Lo que no tuvieron en cuenta esa mañana de martes 13 fue que mientras disfrutaban de su romanticismo y del momento de reconciliación para olvidar el pequeño percance o de la señorita Belén, quien según informó Gerardo, el portero, ella había llegado acompañada por otro joven capitalino en horas no permitidas. Ya se habían originado problemas anteriormente cuando una noche el edificio entero no pudo dormir debido a que uno de los jóvenes argentinos que vivían en el segundo piso, que según R. le había firmado un cheque de dos millones de pesos chilenos a cambio de grabar dos discos con artistas internacionales de lujo, al parecer tuvo una fiestecita con una joven que parecía estar bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente ya que entre gritos y jadeos emitidos logró quebrar el sueño de todos.
Gerardo se sabía todo, hasta según comentaban en la cuadra en sus tiempos llegó a ser el líder de un grupo de rap que teloneaba a los Tiro de Gracia en los noventa cuando comenzaban a volverse famosos. También entre sus chascos, siempre repetía en forma de burla imitando a la tía Vanessa: “Las reglas son claras, no traigan perras, no traigan maracas culiás al edificio”. Por supuesto al otro día la tía le dio el reto de su vida al pobre jovencito y no lo echó si no fuese por las disculpas excusadas del señor R. quien muy amablemente señó otro mes de alquiler para el joven y extra por ruidos molestos.
Más allá de ese recuerdo jocoso, la tía había dejado muy en claro que no llevaran prostitutas al lugar, pero lejos de ser una suripanta la señorita Belén a pesar de sus días en que decidía vestirse peligrosamente provocativa, los días en que tenía salida permitida después de trabajar, porque obviamente ella era muy responsable, amable, trabajadora y extremadamente atenta.
Fue por ello mismo que secretamente mantenía un romance con el jefe de la Compañía Crack Records, es decir el señor R. En plena sesión de jacuzzi y sauna aquella mañana fueron descubiertos por la mánager de Crack Records, la señorita Araceli Z. quien preocupada por el evidente retraso de su jefe y actual pareja formal, decidió tomar prestadas las llaves que en secreto una vez mandó a que le realizaran una copia sin que el señor R. levantase las mínimas sospechas. Eso con la ayuda de Gerardo que por supuesto nunca dudaba en ganar unos dinerillos extras.
Una vez confirmada las sospechas por tantas reuniones extra curriculares, las salidas del país y viajes de negocios con diferentes inversionistas. En fin, todo un mambo de los sueños de R. transcurrieron en una serie de hechos que solamente significaron una mínima discusión, la cual se limitó a dos simples acciones: la señorita Araceli dejó las llaves en el piso y le tiró el teléfono móvil al cual no respondía las llamadas las 17 llamadas perdidas, mensajes y whatsapps luego de haberlo encontrado mientras descubría en la cama del señor R. la ropa interior de la señorita Belén. Luego no se miraron en la reunión con la junta directiva. Solo se miraron fijamente a la hora de discutir sobre las inversiones en los nuevos artistas fichados para Crack Records aunque ya era demasiado tarde: 8,30 el artista ya había fichado para su competencia, una de las productoras independientes más prolíferas del Nordeste Argentino.
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