viernes, 9 de marzo de 2012

Hombre Acromático

Caminando por la calle, un hombre emocionalmente desequilibrado llamó mi atención. Primero pensé en saludar al ver que me miró mientras cruzaba, pero éste al darse cuenta de que yo también lo estaba observando; cambió la mirada drásticamente, agachó la cabeza y siguió con su caminata dejándome como quien dice “con el saludo en la boca”.
Extrañamente me quedé pensando en el rostro de ese tipo, que lucía una apariencia normal. Pensé en la manera en que uno se viste cuando no quiere llamar la atención y me respondí a mi mismo la siguiente indumentaria:  ”jeans azules o verde musgo, suéter marrón o verde musgo y campera negra o verde musgo. Quizás algún perfume suave que pase desapercibido y lo más importante llevar junto a uno esa inseguridad de no vernos bien; esa conducta retraída ante la mirada atenta de los demás”.

Será por eso que el hombre agachó la cabeza, quizás deseando pasar desapercibido porque llevaba una barba de tres días, una cara dormida esas de “recién me levanté”, un gesto sufrido con las cejas arriba. Probablemente fuera el mal humor de la mañana, pocas horas de sueño, una noche en vela, una pelea con algún familiar cercano. Y si… ¿él llegaba tarde a su trabajo y temía por el reto de su jefe? En fin, todas estas cuestiones logradas al inspeccionar en la cara de este tipo que no aparentaba nada; su mirada vacía, sus ojos vidriosos. “El hombre sufría casi a punto de estallar en lágrimas por la calle, por eso agachó la cabeza, por el temor de ser burlado por los demás”, dije en voz bajita.
Cuando me volteé estaba ya a una cuadra, el hombre apresuradamente cruzó el semáforo en rojo, nuevamente me di vuelta dispuesto a seguir pero escuché un bocinazo, el ruido de cubiertas de automóvil frenando y el consecuente impacto fatal.
Vi gente que rápidamente se acercó al lugar e impedía mi vista; entonces corrí para ver el hecho que admiraban todos. El hombre estaba tirado en el asfalto, más específicamente entre los peatones sonriendo con los ojos cerrados. De él brotaba un líquido anémico cubriendo la mayor parte de su rostro y que gota a gota empapaba el piso. Las personas que se encontraban en el lugar miraban asombradas, no pudiendo explicar que aquel líquido que caía era su sangre y que ésta no tenía color.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario