martes, 7 de junio de 2016

Interpretación del cuento “Que no se culpe a nadie” de Julio Cortázar


  Inicialmente, según mi propia interpretación puedo afirmar que la temática percibida desde el comienzo de la narración, es la desazón y el suicidio, que parecería liberar de la rutina en la que se ve postrado el personaje principal. Éste es un hombre que debe vestirse y abrigarse, pero lleva mucha prisa debido a que tiene una cita con su mujer, quien lo espera en una tienda para comprar un regalo de casamiento.

  Respecto a la narración, se dilucida que se encuentra en tercera persona y tiene abundantes descripciones, al igual que posee adjetivaciones perfectas, lo cual nos da a entender que el autor explica las acciones tan afinadamente que parecería que lo hiciera de una manera casi omnisciente. Desde el punto de vista estructuralista, el tiempo que predomina en la obra es el presente, modo indicativo y voz pasiva; las acciones van transcurriendo en una escena donde el personaje es visto como una víctima que va sufriendo una especie de metamorfosis y dentro de su cabeza se desata una guerra con sus demonios internos.

  También se puede percibir el estilo literario particular que parece predominar en las obras de Cortázar, que es la escritura automática debido a la gran enciclopedia que poseía el autor. Esto sumado a que cada palabra tiene un propósito dentro de la narración, sobre todo cuando describe la temática de las manos, que es una peculiaridad en el escritor argentino, puesto que él mismo lo reconoció públicamente en una entrevista que afortunadamente tuve la oportunidad de leer; allí reconocía que es una obsesión suya desde joven.

   Lo que más me llamó la atención de la obra, es que se puede percibir una especie de rebeldía ante la simbología universal, la cual generalmente el interlocutor tiene acostumbrado al lector. Cortázar rompe con los objetos inquietantes del espacio y tiempo, ya que en el desarrollo del relato, cuando se presenta el conflicto, se puede dilucidar claramente una dicotomía entre las manos izquierda y derecha, del protagonista cuando intenta ponerse el pulóver azul, semejándose a una dicotomía entre la vida y la muerte.


  Para finalizar, me gustaría destacar la manera de finalización del relato que tiene Cortázar, es decir el final abierto que pareciera ser como una marca registrada en el escritor argentino, donde la mano toma un aspecto monstruoso y lo enrolla para que caiga por la ventana, lo cual confunde al lector, dejando a su particular interpretación de si fue un asesinato o un suicidio, sumado a un desconcertante razonamiento pues el personaje allí se encontraba solo, dándole sentido al título “que no se culpe a nadie” y asimismo, finalizando con las palabras “y doce pisos”.

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